Fumum Vendidi

Obituario: Fumum Vendidi, sobre placa de mármol y sin marcas.

19:06

Diálogo de sordos

Creado por HelmouD

El día se me ha transformado en un diálogo de sordos. Escuchas. Te escucho. Hablo. Tu hablas. Nos hablan. Entre el barullo de tanta gente que te rodea y sofoca el poco espacio que te queda en tu metro cuadrado, no es difícil entender lo angustioso que es perder el silencio.

Ser sordos (pues el que tenga oídos que escuche, el resto solo se evade) nos evitaría algún problemilla, nos quitaría el conflicto de escuchar más allá de lo correcto (me ahorraría, en definitiva, el comprar tantas pilas al mes, pues no necesitaría el MP3) y de lo que es necesario. Quizás también nos enseñaría ver más, a hablar más, (¿Se imaginan un debate entre sordos?), a sentir más. Pero también nos restriguiría cierto grado de libertad, el estar siempre un paso más allá, el aventurar más y también el arriesgarse más, pues en definitiva cada uno se deja imponer los límites de lo justo, de lo correcto, de lo necesario, al menos en cuanto a lo que se "debe" escuchar.

¿Ha hecho el ejercicio de escuchar lo que se dice a su alrededor? No pido que ponga especial atención a la conversación de al lado (no se transformará en una farandulín andante, olvídelo), peor sí que integre un poco más la idea de empatía; le sorprenderán los resultados, más si logra sacar algo de provecho de ello, como por ejemplo, que sus problemas y complicaciones no difieren mucho del resto de gente que lo rodea. Sé que el concepto de ser único e irrepetible se diluye ante esto, pero no hablo de igualdad, si no de equivalencia.

La vida es así, con altos y bajos, gordos y flacos, simpáticos y otros no tanto; sin variedad no hay vida que valga la pena vivirla. No queremos ser más un ladrillo en la pared, idénticos a otros tantos ladrillos (respetando las diferencias y pidiendo las disculpas pertinentes a los señores ladrillos por tan vana comparación), queremos ser formas constantes e independientes (esto me huela a que algo se me ha colado de me mi trabajo de los últimos meses en la forma en que escribo, más cuando es este año de elecciones... personales, se entiende), capaces de oír cuanto queramos sin transformar el diálogo en nada más que eso: diálogo.

Cuando el diálogo de los sordos se vuelve eterno, no queda más que simplemente pasar sin deternos a lo que el otro quiera decir. Cuando no es así, creo que comienza la vida.